¿Bailamos tango?… ¡pura pasión!

El tango nació primero como estilo de danza y luego como género musical. Tradicional de Argentina y Uruguay, surge de la fusión cultural entre inmigrantes europeos (españoles e italianos principalmente), descendientes de esclavos africanos y nativos de la región del Río de la Plata a finales del siglo XIX.

El tango es una danza sensual (que no sexual) que se baila en pareja abrazada y propone una profunda relación emocional de cada persona con su propio cuerpo y de los cuerpos de los bailarines entre sí. La pareja debe realizar figuras, pausas y movimientos improvisados llamados «cortes, quebrados y firuletes», diferentes para cada uno de ellos, sin soltarse, por ello se dice que el tango se baila «escuchando el cuerpo del otro».

Todo en esta danza está unido, las miradas, los brazos, las manos, cada movimiento del cuerpo al compás de la cadencia de la música, acompañando lo que los bailarines están viviendo, un romance de tres minutos entre dos personas que a lo mejor acaban de conocerse y que probablemente no tengan una relación amorosa en la vida real.

Esto es lo que viví ayer porque aún no lo había mencionado pero para hablaros del tango con propiedad (otro de los bailes que jamás había probado, al menos seriamente) asistí a un curso intensivo organizado por la Academia de Baile Bailamos RyR en Pamplona.

Ellos se encargaban de asignarte una pareja por lo tanto alguien desconocido para mí con lo que acudí con cierta desconfianza e inseguridad. Todos los compañeros de danza con los que he trabajado han sido personas cercanas a mí con los que poco a poco se ha ido fraguando un conocimiento y una complicidad mutua.

Debo reconocer que esta «barrera mental» se derrumbó en el primer momento que comenzamos a bailar ya que como siempre es la danza la que une, independientemente del sentimiento personal hacia la otra persona.

Por todo ello debo dar las gracias a Bailamos RyR, a mi pareja de baile Carlos y al profesor que nos impartió el curso, Joseba Pagola que además de ser un excelente bailarín me transmitió sentimiento, elegancia, seguridad y la energía necesaria para incluso «creerme» que ya estaba bailando tango.

Mi compañero no es de Pamplona y cuando el intensivo finalizó se marchó a su ciudad, por lo que tuve que pensar en otra pareja para poder hacer la sesión fotográfica y mostraros lo que he aprendido. Después del curso y pensando en un «merecido» descanso nos acercamos al Café Iruña en la Plaza del Castillo, el rincón más emblemático de Pamplona, punto de encuentro en la vieja Iruña y testigo privilegiado del paso de los años.

Es un local donde parece haberse detenido el tiempo. Conserva todo su encanto tradicional, lámparas de época, grandes espejos, escudos policromados, sillas Thonet… Es el salón de estar de Pamplona, testigo de los principales acontecimientos de la ciudad desde 1888.

Y uno de los lugares más exclusivos de Pamplona, El Rincón de Hemingway, se encuentra en el interior del Café Iruña. Aquí fue donde el célebre escritor escribió alguno de sus libros como «Fiesta«, «Adiós a las Armas«, «Por quién doblan las campanas«… mientras disfrutaba de las mejores compañías en su Café favorito. Y a modo de agradecimiento por su aportación a Pamplona se decidió habilitar este rincón contiguo al Café Iruña para dedicárselo enteramente.

Y bajo la sombra de su gran figura decidimos «elegirlo» como mi pareja de baile, un gran honor para mí. Lo que no puedo deciros es si fue un gran bailarín pero seguro que lo sería si aunque solamente bailara la décima parte de lo bien que escribía.

13841029116712

La ropa que llevaba en esta ocasión se basaba en un vestido rojo de licra cruzado que me dejaba realizar los pasos de tango con suma facilidad debido a su abertura central, algo muy característico en el vestuario de las bailarinas de tango. El calzado son los zapatos de baile que sustituyen  de vez en cuando a mis puntas de ballet.

Dicen que el tango es un pensamiento triste que se baila.

Yo pienso que es un baile de sentimiento pasional, bailar tus emociones llevadas al extremo hasta tal punto que a mí personalmente y después de tres horas bailando de este modo, la sensación interior llegó incluso a la angustia; lo di todo y luego me quedé vacía.

Fotografía: Manu Fotografía

circle-64

2 comentarios sobre “¿Bailamos tango?… ¡pura pasión!

    1. En cuanto se vuelva a presentar la oportunidad no dudes que lo haré y si puedo volver a repetir contigo mejor!
      Mil gracias a tí por descubrírmelo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *