La «pelliza» de mi padre en Pamplona Stock

Nos encontramos en plena temporada de ferias de stockage en muchas localidades. Son mercados de oportunidades para ahorrar comprando con calidad, variedad y garantía de servicio.

Están impulsadas normalmente por el área de comercio de los ayuntamientos en colaboración con las asociaciones de comerciantes de dichos municipios. Habitualmente se realizan dos ediciones al año coincidiendo con el final de la temporada de rebajas de invierno y verano respectivamente con el objetivo principal de liquidar el stockage de los comercios y garantizar que el público pueda obtener productos de calidad a precios muy ventajosos, así como potenciar y consolidar el carácter comercial de las localidades.

Los establecimientos participantes en las ferias pertenecen a distintos sectores como comestibles, decoración, deportes… pero la gran mayoría de afluencia es el comercio dedicado a la moda y los complementos.

Pueden ser también consideradas ferias de entretenimiento ya que el ciudadano cuando acude no tiene una idea establecida sobre qué adquirir sino que lo hace principalmente como un pasatiempo y si surge, comprar alguna «ganga».

Estos eventos suelen poseer mucho ambiente y gran animación. Se aúna en un mismo lugar (normalmente una carpa instalada en el centro de la población) además de los establecimientos comerciales actos referidos a danza, teatro, música, actividades para los más pequeños…

Una vez más la danza fortalece actividades generadas para conseguir afluencia de público. Definitivamente este arte atrae, capta y moviliza posibles «clientes» y más si tenemos en cuenta la gratuidad de la actuación. Insisto en este aspecto porque quiero que seamos conscientes del poder de la danza sobre las personas ya que suele pasar desapercibido y realmente es uno de los mayores impulsores de atracción a estos eventos.

Yo elegí acercarme a «Pamplona Stock» que se celebró en el Baluarte de Pamplona el pasado fin de semana. Os aconsejo que si decidís visitar una feria de este tipo lo hagáis como hice yo, acudir entre las 2 y las 5 de la tarde porque es cuando menos aglomeración de gente hay y se pueden visitar los establecimientos con mayor tranquilidad. Además pudimos sacar las fotografías sin tener que molestar a nadir y comprar, sinceramente no compré nada porque en estos sitios me pasa un poco como en las rebajas, no se comprar, con el pretexto añadido de que aquí no hay «rincón de nueva temporada». Sí que me llamaron la atención un par de prendas muy «yo» pero finalmente no me decidí.

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El look que llevo desprende un toque setentero con el vestido de antelina, las botas altas y el colgante «hippie».

Me hizo mucha gracia la primera vez que mi padre me vio con este chaquetón marrón de piel vuelta (a lo que él llamó pelliza) porque pensó que lo había rescatado de su armario; tuvo una igual en los años 70… Y es que éste, aunque es la versión low cost de los originales sí que tiene un aire vintage. Es un clásico que regresa cada tres o cuatro temporadas versionado y pocos diseñadores se resisten a incluirla en sus colecciones.

¿Habéis rescatado alguna vez una prenda del armario de vuestros padres?

Pelliza: Pull&Bear

Vestido: Springfield (AQUÍ)

Bolso: Stradivarius

Botas y colgante: Gecona calzados

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