Cuando el sábado pasado una persona sin conocerme me dijo «tú eres bailarina ¿a que sí?» hizo que por un lado me llenara de orgullo y por otro me creara una inquietud, ¿cómo sería mi posición y movimiento natural si no hubiera bailado nunca?. Así que decidí descubrirlo y acepté la invitación de Laura Unzúe para asistir a un curso de Biodanza en el cual aprendí a moverme desde el interior; me explico…
La Biodanza, a través del movimiento y la música, facilita la expresión y el poder transmitir lo que llevamos dentro. Al poder comunicarnos de esta manera conseguimos armonizar cuerpo, mente, emociones y sentimientos.Con su práctica conseguimos la integración de lo que pensamos, sentimos y hacemos, para evitar que pensemos una cosa, sintamos otra y hagamos lo contrario.
La Biodanza utiliza la espontaneidad, lo instintivo, lo natural, basándose simplemente en lo que la música te inspira y te produce.
También es bailar, pero de una manera muy diferente a la que estoy acostumbrada a hacer y me costó, me costó muchísimo soltarme, tanto que cuando lo conseguí hasta me dolió. ¿Cómo he podido retener en mi interior tantos sentimientos y emociones? Ahora pienso que quizá yo misma me estaba «envenenando» por no dejar que salieran y aunque hoy por hoy no me siento capaz de bailar de esta manera en un escenario, la paz interior que siento ahora mismo sin duda me empujará a repetir esta experiencia.
Biodanza: Laura Unzúe