Cuando bailo, al sentir la música, me sumerjo en la melodía sin pensar en otra cosa y la danza fluye. Me encuentro totalmente presente, relajada, tranquila y segura.
Para mí la danza es mágica y transformadora. Me da vida cuando estoy cansada, hace que me eleve e incluso en mis días «bajos» convierte la tristeza en alegría.
Sólo encuentro elementos beneficiosos en la danza: fortalece los huesos y los músculos, tonifica todo el cuerpo, mejora la postura y el equilibrio, aumenta la resistencia y la flexibilidad, reduce el estrés y la tensión, fomenta la confianza, brinda oportunidades de conocer gente, protege de enfermedades como la diabetes, presión arterial alta, enfermedades del corazón, osteoporosis y depresión.
Así que no puedo hacer otra cosa que recomendárosla. ¿Por qué no probáis un día a meteros en una clase de baile?. Da lo mismo que tipo de baile, latinos, flamenco, salón, ballet, danzas urbanas, jazz… existe una lista infinita de disciplinas de baile y hay multitud de lugares donde poder practicarlas. Sólo tenéis que quitar la pereza, acercaros a alguna academia de danza cerca de vuestra casa y bailar.
El poder de la danza es tan grande que estoy segura de que no os arrepentiréis. Sólo quiero que la conozcáis…