Acabo de aterrizar de mis vacaciones de verano, bueno, aterrizar físicamente porque mentalmente sigo allí. Este año han sido diferentes, muy diferentes y seguramente las más especiales que he tenido en mi vida.

He participado como voluntaria para una ONG, Afrikable, en la isla de Lamu en Kenia. Un proyecto basado principalmente en el empoderamiento de las mujeres africanas.

Como voluntaria lógicamente no he tenido ningún tipo de lujo material pero ha sido tan grande el lujo emocional que ni por un sólo momento he echado en falta nada de lo que aquí tengo, ni siquiera el agua caliente de la ducha (sinceramente esto un poco sí…).

Pensé que la vuelta no iba a costarme mucho porque adoro la vida que llevo aquí y sobre todo a las personas que forman parte de ella pero he conocido a otras que de una manera u otra se han quedado en mi corazón; mi equipo, las mujeres con las que he trabajado, sus niños, la gente del poblado Orma, los maasais, la tripulación del dhow y en general todos los habitantes de Lamu que han hecho que me sintiera desde el primer momento una keniata más.

Día a día, minuto a minuto, me daban una lección de vida. ¿Cómo es posible en las circunstancias en las que viven ser tan felices, sonreir tanto y darlo todo sin pedir nada a cambio?.

Hakuna matata (ningún problema) es el slogan que rige sus vidas, kishuna (preciosa) la palabra que más les he oído decir y milele moyo (para siempre en mi corazón) mi despedida.

No me siento capaz de expresar con palabras todo lo que allí he vivido y sentido y quizá la mejor manera de hacerlo sea mediante las imágenes, por eso os dejo este vídeo para que vosotros mismos podáis comprobarlo y por supuesto si necesitáis información, recomendación u os animáis a vivir esta experiencia, no dudéis en poneros en contacto conmigo.

Asante sana Lamu.

Edición audiovisual: Manu Fotografía